¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO RECIBIR AFECTO?

Estamos tan acostumbrados a la crítica insana, dañina y desmedida que cuando recibimos lo contrario, no sabemos cómo actuar, cómo agradecerlo pero sobre todo, no sabemos recibirlo y hasta lo rechazamos sin duda y sin pensar en el dolor que podemos causar al otro.

Estamos tan acostumbrados al amor sin amor, que cuando el amor real se pone en frente nuestro, pasamos de él como pasamos de canal en canal, no vemos nada y tal cual, nada nos queda.

Estamos tan acostumbrados a no recibir ni dar, solo a mantenernos en la línea sin cruzarla, a no establecer una relación más allá de lo convenientemente “sin compromiso”, como si pasar esa línea fuera el pecado o el error que no puedes cometer o morirás.

Y si más bien nos soltamos y cruzamos esa línea? nos dejamos llevar por el momento, por el sentimiento y simplemente vivimos lo que viene, así, tal y como viene, tal y como es.

¿Qué tal si damos y recibimos sin pensar en qué pasará? ¿Qué tal si simplemente vivimos amando el día a día?